(CNN) — Estar cerca
de ir al “cielo”, y vivir para contarlo, es una historia que puede convertirse
en un tema de investigación científica.
Es el
día perfecto: soleado y con viento fresco. Paseas placenteramente distraído y vas
a cruzar la calle. Justo entonces, un camión te golpea. Te sientes
completamente entumecido y te desvaneces rápidamente. Es el fin y lo sabes. Tu
vida pasa ante tus ojos como si fuera una película épica. Fin.
Abandonas
tu cuerpo y lo miras desde arriba. La gente se inclina sobre él. Una luz
cegadora se abre paso desde el cielo hacia ti. Te llama suavemente. La sigues
por un túnel hacia un lugar mucho más que real y espectacular. Estás seguro de
haber llegado al más allá.
Semanas
más tarde, despiertas entre constantes pitidos del monitor cardiaco que está
junto a tu cama de hospital.
El
viaje científico inicia
Si
tu hospital está en Bélgica, Steven Laureys podría visitarte para preguntarte
qué recuerdas de tu experiencia cercana a la muerte (ECM).
Él
te diría que muchas personas han recorrido este camino antes que tú y que
puedes confiarle tu experiencia.
“Los
pacientes en cuidados intensivos tienen miedo de contar sus historias”, dijo
Laureys. Temen que la gente no los tome en serio, especialmente los médicos y
científicos.
Laureys
lidera el Grupo de Ciencia del Coma del hospital universitario de la ciudad de
Lieja. Con sus colegas, publicó un estudio científico acerca de las ECM el mes
pasado en la revista PLOS ONE.
Muchas
de las personas que se embarcan en estos viajes fantásticos parecen volver más
felices y ya no temen a la muerte. La experiencia se convierte en la piedra
angular de su vida.
Las
ECM se sienten “incluso más reales que la realidad”, dice Laureys. Su equipo
investiga la claridad y el intenso colorido de la experiencia que muchas
personas tienen cuando pierden la consciencia.
“Nuestro
objetivo principal es la investigación de la consciencia en pacientes
comatosos”, dijo. Su equipo espera mejorar su comodidad y la calidad de los
cuidados a estos pacientes.
Su
hipótesis es que las experiencias cercanas a la muerte se originan en la
fisiología humana y “el cerebro disfuncional produce estos fenómenos”. El
equipo estudia la forma en la que el cerebro crea la mente y la percepción de
la realidad.
La
misma historia una y otra vez
A
lo largo de los años, muchos pacientes han despertado de comas y le han contado
a Laureys acerca de sus viajes al más allá.
Todas
sus historias tienen elementos iguales o muy parecidos: “Una experiencia
extracorpórea, haber visto una luz brillante o haber sido conducido por un
túnel; todos son elementos conocidos de la famosa Experiencia Cercana a la
Muerte”, según el estudio de Laureys y su equipo de seis científicos.
Raymond
y Nadine, de Bélgica, tuvieron infartos. Cuando su cerebro se quedó sin
oxígeno, tuvieron sensaciones extracorpóreas, dijo Laureys.
“En
un punto sentí como si me arrancaran de mi cuerpo (…) Estaba pasando por un
túnel completamente oscuro, muy, muy rápido, a una velocidad que no se puede
expresar porque nunca la has vivido”, dijo Raymond.
Al
final del túnel de Raymond apareció una luz. Al principio tenía miedo y se
resistió. La luz era femenina y se “comunicó” con él. Él se rindió ante ella:
“Me di cuenta de que no debía resistirme y me dejé ir. En ese momento tuve la
experiencia”.
Nadine
podía verse desde afuera de su cuerpo. “Es como si estuvieras en una nube,
aunque en realidad no sea así”, dijo. Todo estaba fuera de su control y eso la
asustó. Entró en un agujero negro. “Te preguntas si regresarás a tu cuerpo”.
Prueba
psicológica
Las
investigaciones científicas acerca de las personas que tienen una ECM son
difíciles, porque sería cruel realizar estudios del cerebro en una persona que
posiblemente morirá en breve.
Por
eso, Laureys y su equipo estudiaron los recuerdos de los sobrevivientes sobre
las experiencias cercanas a la muerte con la ayuda del Cuestionario de
Características de Memoria.
Compararon
las ECM con otros recuerdos reales intensos como matrimonios y alumbramientos,
pero también con sueños y pensamientos; cosas que no ocurrieron en la realidad
física.
Los
recuerdos de los eventos reales importantes en general son más intensos que los
sueños y los pensamientos, dijo Laureys. “Si el recuerdo es real, es más rico;
si el recuerdo es reciente, es más rico”, dijo.
“Para
nuestra sorpresa, los recuerdos de las ECM eran mucho más ricas que cualquier
evento imaginado o real para estos sobrevivientes del coma”, reportó Laureys.
Los
recuerdos de estas experiencias superan por mucho a todos los demás recuerdos
en cuanto a la intensidad de la sensación de realidad. “La diferencia era muy
grande”, dijo con asombro.
Incluso
cuando el paciente había tenido la experiencia hace mucho tiempo, su recuerdo
era rico “como si hubiera sido ayer”, dijo Laureys.
Auténticos
creyentes
En
el cuestionario se pregunta a la gente acerca del nivel de certeza de que una
experiencia que recuerdan fue real y no imaginada o soñada. “Ellos (los
pacientes) están muy convencidos de que es real”, dijo Laureys.
En
una sencilla búsqueda en internet se revelan cientos de relatos de ECM. Algunas
son reales, otras tal vez son inventadas, pero muchas personas están
absolutamente convencidas de que el más allá existe fuera del reino de lo
físico.
Existen
reportes de que a veces aparecen imágenes religiosas en las ECM, pero no se
limitan a una sola religión, y no siempre se presentan. A veces aparecen Buda,
Jesús o Mahoma, pero usualmente no lo hacen, dijo Laureys.
Sin
embargo, una ECM puede convertir a un escéptico en creyente. Es el caso del
neurólogo Eben Alexander, un científico agnóstico que se convenció de la
existencia de lo espiritual y describió su experiencia en los mismos términos
que los investigadores belgas: “hiperrealista”; “demasiado real para ser real”.
El
origen está en el cerebro
“No
hay pruebas de que pueda haber una experiencia consciente sin actividad
cerebral”, dijo Laureys.
Tú
puedes volverte un creyente, pero según los médicos tu cerebro nunca murió.
Estuviste en coma. Tal vez tu corazón se detuvo por un instante, tal vez no.
Pero ni siquiera eso es necesario para tener una experiencia extracorpórea.
“Muchos
individuos que han tenido ECM no estaban físicamente en peligro de muerte, lo
que indica que la percepción del riesgo de muerte en sí misma es importante
para provocar las ECM”, señaló el estudio.
Es
suficiente que pienses que estás muriendo para que tengas una.
La
Asociación de Psicología de Estados Unidos está de acuerdo. Define las ECM como
“eventos psicológicos profundos que tienen elementos trascendentales y místicos
y que ocurren típicamente a los individuos que están cerca de la muerte o en
situaciones de peligro físico o emocional intenso”.
En
el caso de los pacientes de coma, el cerebro que produce las ECM puede estar
funcionando al mínimo, pero sigue vivo, según la hipótesis de Laureys. Y en
teoría se trata de una alucinación intensa. “La actividad normal del cerebro
produjo sus percepciones extraordinarias”, indica el estudio.
Se
necesitan más investigaciones
El
equipo belga de investigación sólo ha estudiado a unos cuantos pacientes hasta
ahora y no ha podido obtener imágenes cerebrales de los pacientes que tienen
ECM para obtener datos sólidos que respalden la hipótesis de la naturaleza
fisiológica de la experiencia.
Como
médico, Laureys siente que se debe investigar más, ya que muchas personas temen
que su consciencia permanezca mucho tiempo después de su muerte, y de
atestiguar lo que ocurra con su cuerpo. “Históricamente, las personas tienen
miedo de que las entierren vivas (…) La gente teme donar sus órganos”, dijo
Laureys.
Hay
bastantes modelos espirituales que explican las ECM, dijo, además de los
supersticiosos. “Hay muchas explicaciones locas por allí”. Es momento de
aplicar más ciencia dura, agregó.
Laureys
no quiere especular acerca de la existencia del cielo o el infierno, pero dice
que sólo una mínima parte de las experiencias cercanas a la muerte son
aterradoras. La mayoría son placenteras y edificantes.
Con
base en sus relatos, parece que más personas van al “cielo” que al “infierno”.
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